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EL ABANDONO DE LA REPISA - Gabriella Manzi

  • Foto del escritor: STEFANNY SANTA BEJARANO
    STEFANNY SANTA BEJARANO
  • 1 dic 2020
  • 2 Min. de lectura

Aquí estaba yo, en el mismo estante, sintiendo como me ignoraban una vez más, aún no podía creer que nadie me viera, muchas personas compraban mi ejemplar, pero siempre llevaban a mis hermanos y yo seguía en el mismo lugar. Miraban a mis vecinos, la situación se volvía frustrante con el pasar el tiempo, mis esperanzas se veían acabadas con solo ver pasar los minutos.


Hasta que lo , un señor de traje, parecía salir de su oficina, mis ilusiones eran pocas, pensé que iría a los libros de economía o algo similar, hasta que lo pasar por mi pasillo, no pude evitar tener un cosquilleo, una sensación de alegría e intriga.


Este es el momento donde te preguntas, ¿cómo lo atraigo a mí?, ¿cómo hago para que me note?

Solo pensaba "mírame, mírame, mírame", el caballero miró dos libros, uno se veía muy bien, era blanco con dibujos morados, todo tan estético, tan anormal a los demás, pensé que se iría por ese, hasta que lo leyó, no lo atrajo, ¡INCREIBLE! Estéticamente este libro nos gana a muchos, y más por su nombre.

Luego miró otro, uno amarillo, algo más a lo antiguo o vintage, era grande, de pasta dura, pero era muy delgado, apenas lo vio, lo dejó, ni se esforzó.


Agarró otro libro, este más oscuro, se le quedó mirando, lo leyó, pero seguía mirando. Ahí perdí mi fe, esa gota de esperanza se secó, pensé que podía ganarle a los anteriores, pero me equivoqué.

Con un simple suspiro interior me resigné, cerré mis esperanzas y traté de seguir como si nada. Hasta que siento que unas manos me toman, eran un poco oscuras, rasposas y firmes, algo pesadas. No pude ver bien su cara, tenía el pelo gris, es lo único que ví bien, la luz no me permitió ver más allá.


Me volteó, me leyó detenidamente, y luego me miró otra vez. Me llevó a un lugar que no conocía. Por un momento, alguien más me tocó y pude ver mi repisa, ¿tan grande era? No sabía que había tanta variedad.

Me metieron en un lugar blanco y de ahí no supe qué hacer. Fue un trayecto corto, con muchas vueltas. Me dio mareos, no sabía qué, hacía ese señor, ¿ a dónde me lleva? ¿A otra repisa?

Hasta que llegamos al destino. Escuché una voz, era una mujer joven. Lo saludó, lo acompañó y le habló, hasta que el señor le confiesa que le tiene una sorpresa.

La mujer se quedó esperando ansiosa, hasta que me mostró, me sacó de esa cosa blanca. La chica me miró con tanto asombro, feliz. Me sonrió y me abrazó. Sentí el amor de esa chica en 0,5 segundos.

Al inicio me metía en un maletín y pocas veces me leía, Pensé que ya se aburría de mí. Hasta que un día me leyó de nuevo. Se enamoró de mí. Me repintaba con algo llamado resaltador, era como un tatuaje para mí.


No me dejaba solo. Me usaba incluso cuando le pedían que no me usara. Y lo mejor de todo, no me dejó en una repisa.

Nunca más.



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